Por Sugel Michelén
En toda discusión el uso del lenguaje es crucial. Si decimos que el aborto es la acción de extraer un bebé del vientre de su madre, estaría claro en la mente de cualquiera que se trata de un asesinato. Por eso muchos prefieren usar la expresión “vaciar el útero” o “raspar la pared interior uterina”; sin embargo, el cambio del lenguaje no cambia la acción en sí. De ahí nuestra insistencia en que la discusión de este tema debe centrarse en definir la naturaleza del feto y no en las circunstancias en que fue concebido. La palabra “feto” proviene del latín y puede ser traducida como “cría” o “descendiente”; cuando es el producto de un espermatozoide humano y un óvulo humano, es obvio que se trata de un descendiente humano. Esa es la opinión que muchos científicos han sostenido por décadas. El Dr. Jerome LeJune, profesor de genética en la Universidad Descarte de París, afirmó: “Luego de que ha tenido lugar la fertilización, ha nacido un nuevo ser humano”. Y en otro lugar añade: “Ya no es cuestión de gusto u opinión. Cada individuo tiene un origen preciso en la concepción”. Lo mismo afirma Micheline Matthews-Roth, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard: “Es científicamente correcto afirmar que la vida humana de un individuo comienza en la concepción”.
Pero vayamos a un hecho indisputable: cada vez que se practica un aborto se provoca que un corazón deje de latir y que cesen ondas cerebrales registrables. “¿Cómo le llamamos al hecho de que el corazón de una persona cesa de latir, o su cerebro deja de emitir ondas?” – pregunta Randy Alcorn; le llamamos “muerte”. Y “¿cómo podríamos llamarle al hecho de que haya latidos y ondas cerebrales?” Le llamamos “vida”. No debe haber dudas, entonces, en cuanto a que el aborto provoca la muerte de un ser humano. Como bien señala Scott Klusendorf, existen solo cuatro diferencias entre un niño no nacido y uno recién nacido: 1) Tamaño – “¿Determina su tamaño quién es usted?” 2) Nivel de desarrollo – “Dado que una persona a los veinte años es más lista y fuerte que una de diez, ¿debemos considerar que es también más humana?” 3) Entorno – “¿Estar dentro de una casa lo hace a usted más o menos persona que estar fuera?” 4) Grado de independencia – “¿Determina quién es usted el depender de otro?” De manera que “la pregunta no es cuán grandes, o viejos, o listos, o inoportunos son los niños aún no nacidos, sino quienes son. [Y] la respuesta es simple… son seres humanos”.
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jueves, 4 de junio de 2009
¿Qué es un feto?
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