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martes, 12 de enero de 2010

5. Historia de los Bautistas: Las iglesias de Inglaterra y el origen de los bautistas actuales

El movimiento bautista en Inglaterra en el siglo XVII debe ser visto como una rama del puritanismo. Éstos abogaban por una verdadera reforma de la iglesia de Inglaterra, pero no todos ellos estaban de acuerdo en lo que eso implicaba.

Algunos eran puritanos anglicanos que querían purificar la iglesia de todo vestigio de romanismo. Pero también había puritanos presbiterianos, que abogaban por un cambio más radical en el gobierno de la iglesia, tomando como modelo el calvinismo continental. Estos puritanos se separaron de la iglesia anglicana en el siglo XVI y formaron sus propias congregaciones.

Parece que algunos de ellos habían recibido cierta influencia anabaptista por medio de inmigrantes holandeses. Cuando la situación se puso difícil para ellos, algunos emigraron a Ámsterdam, donde gozaron de tolerancia religiosa.

Pero no todos huyeron. En la ciudad de Gainsborough, en Inglaterra, se formó un centro de separatistas, de entre los cuales surgieron los bautistas en sus dos grandes ramas: los bautistas generales y los particulares. Los bautistas generales eran arminianos (llamados así porque creían en la expiación ilimitada o general), mientras que los bautistas particulares eran calvinistas (creían en la expiación limitada o particular).

De este grupo sale Juan Smith (1570-1612), quien estudió en la Universidad de Cambridge, una escuela de corte puritano. Sabemos que en 1605 o 1606 se unió a una iglesia congregacional que se reunía clandestinamente en Gainsborough. Más tarde, y por un asunto de conveniencia, se dividieron en dos grupos. Pero cuando la persecución arreció, se vieron obligados a emigrar a Holanda.

Entre 1608 y 1609, y bajo la influencia de los menonitas, Juan Smith llegó a la conclusión de que tanto él como los miembros de su iglesia no estaban correctamente bautizados. Pero dado que Juan Smith no aceptaba completamente las doctrinas menonitas, éste no podía ser bautizado por ellos con una limpia conciencia; así que se bautizó a sí mismo y luego a 40 personas más.

Este bautismo no fue hecho por inmersión, ya que el modo del bautismo no era todavía motivo de discusión. Para ellos era más importante responder la pregunta: ¿Quién debe ser candidato el bautismo? Así que para 1609 ya encontramos en Ámsterdam una iglesia constituida por creyentes bautizados. Más adelante, Juan Smith se arrepintió de haberse bautizado asimismo y junto a 30 personas más, en febrero de 1610, solicitaron ser admitidos en la iglesia menonita. Éstos no fueron aceptados sino hasta enero de 1615; pero Juan Smith ya había fallecido de tuberculosis en agosto de 1612.

Pero no todos los miembros de la iglesia de Juan Smith estuvieron de acuerdo con él en unirse a la iglesia menonita. Un pequeño grupo, liderado por Thomas Helwys, decidió formar tienda aparte; estos retornaron a Inglaterra en 1612.

Allí fundaron la primera Iglesia Bautista General en suelo inglés, en las afueras de Londres. Para 1630 ya había otras seis congregaciones bautistas generales, las cuales mantenían comunión con los menonitas del continente. En 1644 se habían multiplicado en 47 iglesias. Hasta 1641 practicaban el bautismo por afusión.

Pero los padres históricos de los bautistas modernos fueron los bautistas particulares o calvinistas. Esto así porque en el siglo XVIII los bautistas generales abrazaron el liberalismo teológico y prácticamente desaparecieron del escenario de Inglaterra.

Por otra parte, fueron los bautistas particulares quienes “introdujeron una nueva interpretación del bautismo como un testimonio de la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo que perdura entre los bautistas modernos” (Anderson; Historia de los Bautistas; pg. 77); hasta ese entonces el bautismo era considerado como un símbolo de purificación. De igual modo, fueron los bautistas particulares quienes restauraron la práctica del bautismo por inmersión después del 1641.

La primera congregación bautista de teología calvinista se constituyó en Londres en 1616 bajo el liderazgo de Henry Jacob (1553-1624). Éste había pasado un tiempo en Holanda donde había entrado en contacto con puritanos congregacionalistas. En 1624 emigró a Virginia, colonia americana, donde murió poco tiempo después.

El siguiente pastor de la iglesia fue Juan Lathrop, quien estuvo al frente de la congregación hasta 1634; pero él también se fue al nuevo mundo. Cuatro años después, Enrique Jessey asumió el pastorado.

No fue sino hasta 1630 cuando está iglesia comenzó a discutir el tema del bautismo. Poco a poco la iglesia fue asumiendo convicciones que la iban conformando en una congregación bautista. Pero fue en 1645, el año en que Jessey fue bautizado por inmersión, cuando esta iglesia vino a ser realmente bautista.

Anterior a esa fecha, otro grupo se había separado de la iglesia madre, precisamente por su convicción de que sólo los creyentes debían ser bautizados. Esta iglesia tuvo como su primer pastor a Juan Spilsbury. Fue precisamente allí donde, en 1640, surgió una discusión sobre el modo del bautismo, que finalmente los llevó a la conclusión de que debía realizarse por inmersión, como simbolismo de muerte y resurrección (comp. Rom. 6:4 y Col. 2:12).

Este método fue adoptado por todas las iglesias bautistas, incluyendo las generales, y así quedó consignado en la Primera Confesión de Fe Bautista de Londres de 1644.

Para esa fecha, según el historiador Daniel Neal, había unas 47 iglesias bautistas particulares o calvinistas en Inglaterra, siete de ellas en Londres. Estas siete iglesias aprovecharon la libertad política y religiosa que se gozaba en aquellos días, para aclarar algunos malos entendidos con respecto a los bautistas, ya que muchos los asociaban con el ala radical del movimiento anabaptista del Continente (que ya vimos en una entrada anterior).

Unos años más tarde, los bautistas publicaron su segunda Confesión de Fe de Londres, que había sido redactada en 1677, pero que no había podido ser publicada por la situación política y religiosa reinante en Inglaterra.

En esta segunda Confesión, conocida como la 1689, los bautistas quisieron expresar su acuerdo con los demás grupos reformados de Inglaterra, por lo que siguieron muy de cerca las definiciones doctrinales de la Confesión de Fe de Westminster, así como la Confesión de Saboya de los congregacionalistas.

Aunque diferían de aquellos teólogos en cuanto al gobierno y la membrecía de la Iglesia, en todas las otras cosas creían prácticamente lo mismo, y así lo manifestaron públicamente en su Confesión de Fe. Este documento ha sido, y sigue siendo, la Confesión de Fe de muchas iglesias bautistas desde entonces. Pero eso lo veremos en otra entrada
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© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

1 comentario:

Nabucco dijo...

Estimado hermano Sugel. Como le había comentado, yo estuve en el pasado estudiando mucho sobre la historia de los Bautistas y pues leí buena cantidad de material al respecto. No se si usted tendrá conocimiento de un documento escrito por John T. Christian cuando refutó las publicaciones de William Whitsitt, en este documento hay muy buena información histórica, y si bien es cierto, está realizado con la intención de sostener el landmarkismo, que sabemos que no se puede probar con una honesta investigación histórica, sí me hace reflexionar en cuanto a la práctica de bautismo por inmersión. Porque si Eduardo VI y Elizabeth fueron sugergidos (aunque sea de bebés) y si el librod e oración de 1549 ordenaba realizar el bautismo por inmersión, excepto que el niño estuviera enfermo, me surge la duda de que los que practicaran bautismo de creyentes no consideraran antes la inmersión como su práctica en el bautismo.

He de confesarle que precisamente por este tipo de investigaciones llegué por la gracia del Señor a las confesiones antiguas y a convencerme del desvío casi generalizado de los bautistas modernos de sus raíces teológicas.
Por lo tanto aclaro que mi observación no se dirige a reafirmar las premisas landmarkistas sino para cerciorarme de si usted conocía estos datos y si se está refiriendo específicamente a la practica de la denominación bautista en Inglaterra.