Como muchos de Uds. saben, recientemente el pastor Eduardo Saladín fue arrestado en el aeropuerto de Miami, cuando regresaba a Santo Domingo el sábado 12 de diciembre. Como esta noticia fue ampliamente difundida, consideramos oportuno contar la versión de los hechos tal como ocurrieron realmente (pueden leer aquí el reporte que publicamos en este mismo blog).
Gracias al Señor, tanto él como su esposa Patricia regresaron el 31 de diciembre, lo que permitió que el pastor Saladín predicara ayer domingo en nuestra iglesia y compartiera algunas de las enseñanzas bíblicas que estuvieron en su mente en estos días a raíz de su experiencia. Luego de algunas palabras de agradecimiento, Eduardo pasó a relatar los hechos:
El miércoles 9 de diciembre mi esposa y yo teníamos planes de viajar a Miami a hacer unas diligencias personales y de negocios. Parecía una buena idea, un viaje de 3 días, partiendo el miércoles 9 y regresando el sábado 12. La semana anterior fue de mucha actividad: el sábado en la noche prediqué en las bodas de la hija de un hermano de la iglesia, a quien, junto a su familia, le tengo un gran afecto.
Al otro día, domingo en la mañana, partimos a predicar en la Iglesia Bíblica de la Vega, donde ustedes saben que tenemos 6 años viajando a predicar la Palabra, domingo tras domingo.
Tomé mi maletín, que es mi oficina portátil y lo preparé para irme. Por la cantidad y variedad de trabajos que realizo, usualmente llevo en mi maletín todo lo que necesito en cualquier momento para preparar mi sermón del domingo. También tengo allí papeles de mi trabajo (para los que no lo saben, desde hace 32 años tengo una imprenta). También tengo en ese maletín los libros que estoy estudiando del doctorado que estoy terminando en teología, consejería y manejo de conflictos, así como los expedientes de los trabajos que hago como Mediador en algunas instituciones.
Todas esas actividades hacen que mi tiempo sea limitado, así que trato de maximizarlo y aprovechar cada momento que se presente para avanzar en mis asuntos.
Estuvimos ese domingo en la mañana en La Vega y en la tarde subimos a Jarabacoa (ciudad en las montañas de RD) para hacer un estudio bíblico que comenzamos ese día con un tiempo de oración para ver qué planes tiene Dios con nosotros en ese lugar. Es nuestro deseo continuar trabajando para ver iglesias bíblicamente establecidas en todo el país.
Dormimos allí, como es nuestra costumbre, para regresar a Santo Domingo al día siguiente. Al igual que en otros países, en el nuestro existe cierta inseguridad en tomar la carretera, en especial en horas de la noche y también transitar en sitios solitarios. Por esta causa siempre que viajo al interior de la isla llevo un arma que porto con su debido permiso legal desde hace más de 20 años, ya que por la naturaleza de mi trabajo en la imprenta, a menudo tengo que trabajar hasta altas horas de la noche. Cada fin de semana cuando salgo para Jarabacoa la entro en mi gran maletín, en un compartimento con zipper interno, y cuando llego los lunes la guardo de nuevo en una caja de seguridad.
El lunes 7, a diferencia de los otros lunes, llegué tarde a trabajar (cerca de mediodía), y con la presión de un viaje el miércoles. Ese lunes terminé de trabajar a las 10:30 de la noche, guardé mi maletín y me olvidé completamente de sacar el arma. El martes salí temprano a trabajar a mi oficina y al mediodía fui a la reunión semanal que tenemos los pastores de la iglesia (IBSJ), la cual dura normalmente de 6-7 horas. Al salir de la reunión fui a mi casa y allí preparé mi maletín para el viaje del próximo día. Chequeé los compartimientos del maletín para entrar los libros que iba a necesitar en el viaje, pero no toqué los zippers internos. Salimos bien temprano el miércoles para el aeropuerto.
Al salir por el aeropuerto de nuestro país, pasamos por los puntos de inspección y no hubo ningún inconveniente. Así fue como salimos con el arma, sin saberlo, hacia la ciudad de Miami. Una vez allí, salimos del aeropuerto e hicimos nuestro viaje sin complicaciones, y agradecidos del Señor del buen tiempo que nos había dado esos tres días, listos y felices de regresar a nuestro país, ya que era sábado y el domingo teníamos que viajar de nuevo a La Vega a predicar.
Cuando llegamos al punto de seguridad del aeropuerto de Miami, pusimos nuestras pertenencias en la correa; los oficiales de seguridad detuvieron la correa y vinieron hacia nosotros preguntándonos qué llevamos en la maleta que estaba dentro. Como habíamos colocado dos maletas de mano y el maletín, no sabíamos a cuál se referían. Ellos, sorprendidos, venían una y otra vez a preguntarnos, pero nosotros estábamos igual de sorprendidos, porque no entendíamos qué podía haber adentro que les llamara tanto la atención.
Nosotros nos limitamos a responder que sacaran lo que hubiera dentro, pero entonces ellos nos preguntaron si teníamos un arma en la maleta; nuestra respuesta una y otra vez era negativa. Ellos llamaron a toda la seguridad correspondiente y con todo el protocolo de lugar procedieron a abrir el maletín.
En este punto, ante el aparataje y tanta insistencia, comencé a dudar y les dije que yo tenía un arma, pero en Santo Domingo, no en el maletín; sin embargo, le expresé a Patricia que ahora tenía la duda. Y cuál no sería nuestro asombro cuando después de mucho buscar y de sacar todo lo que tenía el maletín, sacaron el arma. Ya ustedes pueden imaginar mi sorpresa y mi conmoción. Nos dijeron que estábamos en serios problemas, y así fui arrestado.
Quiero decir que en todo momento el trato que me dieron las autoridades en Miami fue muy cortes y muy profesional.
A todo esto, Patty se quedó sola en el aeropuerto, ya que el maletín era mío. Yo era el responsable del hecho. Nota: Mientras estábamos todavía en el lugar de los hechos, Patricia quería usar el celular para llamar a nuestros hijos y decirles que no llegaríamos en el vuelo establecido.
Es aquí donde comenzamos a ver la poderosa mano de Dios obrando. Él había permitido todo esto y Él mismo estaba dirigiendo cada acontecimiento. Dios nos había despojado de toda suficiencia humana. Mientras a mi me llevaban esposado a la estación de policías en el aeropuerto, Patty hizo una llamada a mis hijos a Santo Domingo.
Les dijo que llamaran al pastor Sugel para que enviaran un predicador a la iglesia de la Vega. A pesar de esta situación tan extraña, ya Dios en Su Providencia había empezado a obrar. Patricia recogió el equipaje y, para ese momento, ya ella tenía a su lado al hermano Frank Marmolejos (hermano de mi yerno Daniel) que fue la persona que Dios envío para asistirla, ya que él la llevó a rentar un vehículo (su ayuda fue oportuna e invaluable ya que a Patricia se le había descargado el celular, por lo que Frank fungió como un centro de llamadas). Él recibió múltiples llamadas en un breve tiempo, y fue él quien le dijo a Patty que necesitábamos un abogado, sus palabras fueron: “Tenemos que sacar a Eduardo esta misma noche”; todo esto con el agravante de que era sábado en la noche.
Lo único que Patricia le comentó a Frank era que quería un buen abogado, pero no teníamos ni idea en ese momento de cómo conseguir uno. Él hizo algunas llamadas; pero nuestro Dios quien es nuestro escudo, nuestra gloria y quien levanta nuestra cabeza, y para quien no hay alguna cosa demasiado difícil, siendo quien intercede la causa de nuestra alma, ya estaba actuando a través de mis hijos en Santo Domingo para conseguir el abogado que necesitábamos. Mientras me trasladaban a otro plantel, yo con los policías, Frank en su vehículo, y Patricia en el vehículo que había alquilado, Dios movía todos sus personajes.
Patricia en el vehículo, sin celular y turbada, se puso a cantar el himno, “Descanso en ti”, lo cual la fortaleció. No porque en cantar un himno haya nada sobrenatural, sino porque es una evidencia de fe. Al llegar al plantel, recibimos una llamada desde Los Ángeles, California: un amigo de la familia, cuyo nombre es Raymond Hernández, quien le dio a Patricia el nombre de un abogado en Miami. Al darle el nombre le dijo: “Escúchalo a él y a nadie más.”
Nosotros agradecemos grandemente a Raymond y su esposa quienes, desde Los Ángeles, estuvieron pendientes de nosotros y nos dieron muy buenos consejos durante todo el proceso. Tenemos una deuda de gratitud con ellos. Es mi oración que el Señor los bendiga y los prospere conforme a Su voluntad.
Efectivamente, esa noche se pudo pagar una fianza, y esa misma noche, a las 2:00 am (hora de Santo Domingo) Patty me pudo recoger y llevarme a casa. Para ese momento ya mi nombre, mi foto y lo sucedido estaba en los medios de comunicación, quienes escogieron selectivamente el oficio de pastor (a pesar de que les había dicho que también era un empresario), no sé si para darle más sensacionalismo a la noticia. Decían que un pastor trató de entrar un arma al avión. Luego nos enteramos que este tipo de eventos a veces sucede, pero no salen en la prensa. Usualmente se resuelven sin que nadie se entere, pero en mi caso Dios tenía otro plan.
El lunes a las 9 estábamos frente al abogado que nos recomendaron, su nombre es Carl Kafka, un hombre muy capacitado, muy integro, y muy humano, a quien Dios nos proveyó para que nos ayudara legalmente, y con quien tenemos una enorme deuda de gratitud (pedimos al Señor que sea con él y su familia).
A él le di la información que me pidió para que preparara la defensa: los permisos de RD para tener un arma así como el recibo de compra de la misma. Además, por su sugerencia (no como algo obligatorio), me sometí a la prueba de un detector de mentiras (Polígrafo) y lo pasé con excelentes calificaciones (luego me entere que la mayoría de las personas no lo pasan).
Con estas evidencias a mi favor el abogado procedió a pedir que desestimaran el caso, que no presentaran cargos, ya que él tenía evidencia objetiva de que yo no sabía que el arma estaba en mi maletín. Nos recomendaron que no saliéramos de los EUA hasta que el asunto se resolviera ya que podíamos tener problemas con migración ante un futuro juicio, si los oficiales no me dejaban entrar para ir a causa. Por eso un viaje de tres días duro tres semanas. Nuestro Dios lo tenía planeado así. Alabamos y bendecimos su nombre porque suya es la sabiduría.
Como muchos de Uds. saben, el jueves 31 de diciembre el caso fue desestimado.
Si desean escuchar el resto, y las aplicaciones prácticas que el pastor Saladín compartió con la iglesia, pueden hacerlo aquí. También pueden ver el vídeo en GraciaTV.
lunes, 4 de enero de 2010
Testimonio de Eduardo Saladín en sus propias palabras
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4 comentarios:
Es dificil contener nuestras emociones cuando leemos lo que Dios hace con sus siervos y como El tiene cuidado de los suyos. Todo fué providencial, y doy gracias a Dios por no desampararle pastor Saladín, ni a su esposa. Dios proveyó de apoyo oportuno, y no permitió que fuera cualquier abogado, o un aprovechador, sino un hombre de bién. Que emocionante leer todo esto. Pastor Saladín, desde Caracas le saludo y glorifico a Dios por todo cuanto sucedió, porque a los que le aman, todas las cosas les ayudan a bién...
Fares Palacios
Dios les bendiga!.Soli Deo Gloria!.Cuanta alegria ver la mano Todopoderosa del Senor obrando a nuestro favor!.Gracias Senor Jesus porque en el mundo,dentro de el mismo mundo impio y pecador te ha placido levantar a IBSJ,con varones como los que has puesto alli en su rol de pastores y maestros,bendicelos amado Padre!.
Josbel Perez
Amen!
Que bueno, que gran bendición!
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.
Romanos 8:28 SE MANTIENE!
¡Como el SEÑOR ha obrado en todo este asunto!!
Esto me hace recordar otros casos de hombres de Dios
que han sido acusados falsa e injustamente como Jose
en Egipto, John Bunyan o Spurgeon... siervos de Dios y
hombres de probada integridad.
Un fuerte abrazo!!!
RAUL ROJAS
Málaga, España
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