Misión del Blog

Proclamar el señorío de Jesucristo sobre todos los aspectos de la cultura

lunes, 5 de octubre de 2009

¿Por qué se nos hace tan difícil mantener el hábito de orar?

Orar es a la vida cristiana como el respirar a la vida física. Así como nadie puede vivir sin respirar, así tampoco un creyente puede vivir sin orar. Un hombre sin oración es un hombre sin Dios. En el Sal. 14 el salmista describe a los impíos como aquellos que no invocan a Dios. Así como un niño respira desde el momento en que nace, así también el cristiano ora.

No obstante, no debemos pensar por esto que el orar sea una tarea sencilla. Cuando un creyente se dispone a orar una tremenda lucha comienza a librarse de inmediato en su interior, y continuará librándose hasta que termine de orar. ¿Por qué es esto así? Porque el pecado aún mora en nosotros, y continuamente nos empuja lejos de Dios.

Todo deber que nos acerque a Dios encontrará resistencia en nuestro interior. En Rom. 7:21 Pablo dice: “Así que queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”. “Precisamente cuando me dispongo a hacer el bien, el pecado que mora en mi interior se manifiesta activamente tratando de impedirlo”.

Y como ningún otro deber nos acerca más a Dios que la oración, ninguno encontrará más resistencia que éste. El pecado es tan terrible que nos persigue hasta las puertas mismas del cielo, como nos advierte el Señor en Mateo 6:5-6:

“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

Detengámonos a observar este texto con cuidado. No existe una actividad más noble, ni más piadosa que orar. Dice Martyn Lloyd-Jones que “nunca es mayor el hombre que cuando se halla en comunión y contacto con Dios”. No obstante, aún en el ejercicio de ese deber tan noble y piadoso, el creyente puede ser atrapado por la corrupción y el pecado que habita en él y orar como un hipócrita.

Muchas veces pensamos en el pecado en términos de hechos vergonzosos y desagradables. Vemos a un hombre tendido en el pavimento, completamente borracho, y pensamos que ese es un cuadro vívido de los efectos del pecado en el hombre. Pero si queremos tener una idea más exacta de lo que es el pecado debemos mirar hacia otro lugar. Debemos mirar a un creyente sincero, de rodillas delante de Dios, tratando de presentarse ante el trono de la gracia, y aún en ese lugar experimentando el asedio de su propio “yo”, el asedio de su propia corrupción.

Esa es una imagen más vívida y más terrible de los efectos del pecado en el hombre. Ese hombre ha venido a adorar a Dios, y si se descuida el pecado lo moverá a adorarse a sí mismo. Así de monstruoso es el pecado.

El Señor Jesucristo nos está advirtiendo en este pasaje que al venir delante de la presencia de Dios debemos cuidarnos de la hipocresía. Cuidarnos de centrar la atención en nosotros mismos en vez de centrarla en Aquel a quien oramos. Ese es el peligro que Cristo denuncia aquí.

El pecado nos perseguirá hasta las puertas mismas del cielo. Así que no te sorprendas por las luchas que experimentas en tu vida de oración. No sólo durante el ejercicio de ese deber piadoso, sino también en el momento en que te dispones hacerlo.

¡Cuán difícil es mantener una vida disciplinada de oración! Satanás y el pecado no sólo tratarán de estorbarnos mientras oramos, sino que intentarán, por todos los medios posibles, obstaculizarnos para que no oremos.

Y es precisamente acerca de estos obstáculos que pienso postear una serie de artículos a lo largo de esta semana, haciendo un amplio uso de la obra del puritano William Gurnall The Christian in Complete Armour (“El Cristiano y su Completa Armadura”). El cristiano no debe ignorar las maquinaciones del maligno, y por lo tanto debe conocer las estratagemas que usa para alejarlo del trono de la gracia y los remedios que debemos aplicar para impedirlo.

© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Muchas gracias por este mensaje, ciertamente muchas veces he experimentado está fuerte lucha, y es para mi, motivo de tristeza y gran aflicción pues muchas veces creo que no amo a Dios o deseo a Dios lo suficiente.
Pienso cuan triste es querer estar cerca de aquel que se desea pero todo se interponga, aún "Yo", mismo.

Sugel Michelén dijo...

Muchas gracias por su comentario. Me gozo en saber que algunas de nuestras entradas puedan ser de ayuda a un creyente. Espero que los demás artículos sobre la oración puedan serle de ayuda también.

Unknown dijo...

La verdad me alegra mucho cuando estoy envuelto en dilemas como estos y el Señor en su compasión me responde de está manera. Quizá ustedes no nos conocen pero Gracias a Dios por darnos instrumentos como estos para conducirnos en su camino.

Le comento soy de Colombia, y nos reunimos hace un año y medio apróximadamente, unidos con varios hermanos en Cristo como por su Espíritu; somos su remantente. Él ha tenido tanta paciencia con nosotros como no se alcanza a imaginar, lo bendigo en este tiempo porque se que si no es porque Él sostiene está Iglesia y a sus hijos, no estaríamos hoy en día.

Ginés dijo...

Hola querido hermano.Me gozo al haberle encontrado en este sitio y poder enriquecernos por medio de Su palabra.Soy de España y le escribí hace unos meses haciendo una consulta sobre un libro de Brennan Manning,recibí su pronta respuesta y quedo claro para mi,gracias a Dios.
Estaré siguiendo estos temas sobre la oración,estamos en contacto,Dios mediante.Reciba un fuerte abrazo en Cristo Jesús,Señor Nuestro.

xavier dijo...

Apreciado. pastor.
Doy muchas gracias a Dios, por la bendicion que nos da; al levantar hombres muy piadosos y con la mente de Cristo, como usted querido pastor; para instruirnos en los caminos del Señor.Le escribo desde Ecuador y desearia solicitar de usted algunos consejos pero no tengo su correo, me gustaria tenerlo. muchas gracias pastor y adelante con tan loable labor.

Brayan dijo...

HOla Hermano, trato en encontrar ese libro en mi ciudad pero no hay, es posible que puedas subir una version PDF del libro de William Gurnall? mi correo es bayitan@msn.com. Necesito Prepararme.