Por Sugel Michelén
Seguramente algunos pensarán que el título de esta entrada hace referencia a aquella conocidísima canción del trio Los Panchos y que ha sido entonada por tantos intérpretes en las últimas décadas; pero en realidad me refiero a una modalidad de matrimonio llamada poliamori (que significa literalmente: “muchos amores”).
Hace unos días Jessica Bennett publicó un artículo en la revista Newsweek acerca del auge de este movimiento que, a diferencia de la poligamia donde un hombre o una mujer tienen varios cónyuges a la vez, consiste en varios individuos de ambos sexos viviendo juntos en una especie de “multimatrimonio”.
Sus adherentes definen su movimiento en términos del principio moral de una “ética no monógama”, un compromiso de amar y tener relaciones íntimas con más de una persona con “el conocimiento y el consentimiento de todos los involucrados”.
Según el artículo de Jessica Bennett, el poliamori es un movimiento en crecimiento en EUA, con más de medio millón de adherentes. También menciona que entre los defensores de la ética no monógama se encuentran personalidades tan conocidas como la actriz Tilda Swinton o la primera dama de Francia Carla Bruni.
Bennett sugiere que este movimiento contemporáneo tiene sus raíces en algunas utopías del siglo 19. “La noción de relaciones múltiples es tan antigua como la raza humana misma. Pero los poliamoristas trazan el origen de su movimiento hasta la comuna utópica de Oneida… fundada en 1848 por el teólogo de Yale John Humphreys Noyes. Noyes creía en un tipo de comunalismo que él esperaba ayudaría a fijar las relaciones entre hombres y mujeres; ambos géneros tenían igualdad de voz en el gobierno de la comunidad, y cada hombre era considerado como el esposo de cada mujer. Pero no fue sino hasta finales del 1960 y 1970 con el movimiento del ‘amor libre’ que el poliamori vino a estar en boga… El término ‘poliamori’, acuñado en la década de 1990, fue incluido en los diccionarios de Merriam-Webster y el Oxford English en 2006”.
Cuando se rechaza la definición de matrimonio que proviene de la cosmovisión judeocristiana, la sociedad queda sin una base objetiva para evaluar éticamente modalidades alternativas. Si se redefine el matrimonio para incluir la unión de dos personas del mismo sexo, por ejemplo, ¿qué impide que se acepten también la poligamia - legalizada ya en Holanda - o el poliamori? Cuando el hombre decide ser su propio punto de apoyo, cualquier cosa es posible.
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miércoles, 19 de agosto de 2009
Me importas tú, y tú, y tú…
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