En el post pasado preguntamos: ¿Cuáles son los medios que Dios ha provisto para que los pecadores obtengan los beneficios de la obra redentora de Cristo? A lo que respondimos que la Biblia señala únicamente dos: arrepentimiento y fe.
En Marcos 1:15 se resume el mensaje que Cristo predicó durante Su ministerio terrenal con estas palabras: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creen en el evangelio”.
Ese es el mensaje que encontramos una y otra vez en el resto del NT: La salvación es por gracia “por medio de la fe…; no por obras para que nadie se gloríe” (Ef. 2:8-9; comp. Rom. 3:21-22, 26-31; 4:3-5; por sólo mencionar algunos).
Esa es la gran noticia del evangelio: que el pecador es justificado, declarado justo delante de Dios, únicamente por medio de su fe en Cristo (Rom. 5:1). No es por obras, ni por guardar los mandamientos, ni por ser miembro de una Iglesia, ni por tratar de enmendar tu vida, es únicamente por gracia, por medio de la fe.
Cuando el pecador cree en Cristo, cuando descansa plenamente en la obra de redención que Él llevó a cabo a través de Su vida perfecta y de Su muerte en la cruz, su fe le es contada por justicia. Dios pone en su cuenta la justicia perfecta de Cristo por medio de la fe.
De manera que si te ves a ti mismo como lo que eres, un pecador que nada merece de parte de Dios excepto ser condenado, y consecuentemente dejas de confiar en ti mismo, en tu religión, en que no eres tan malo como otros, o en cualquier otra cosa, y confías únicamente en Cristo y Su obra de redención, la Biblia declara que Dios perdonará todos tus pecados, y en cambio pondrá en tu cuenta en los cielos la justicia perfecta del Salvador.
Esa es la buena noticia, la gloriosa noticia del evangelio. Dios ha provisto por gracia un medio de salvación, una salvación que Dios ofrece gratuitamente por medio de la fe.
¿Saben por qué la salvación es otorgada por medio de la fe? Precisamente para que sea por gracia, porque la fe es el único acto del hombre que no es una obra.
El amor, por ejemplo, es una virtud más excelente que la fe; eso es lo que dice Pablo en 1Cor. 13:13. Pero no somos salvos por amar, sino por creer. El que ama, con un amor verdadero, actúa y hasta se sacrifica si es necesario por el objeto amado. Pero la salvación es por gracia, no por obras, no por méritos propios, no por nuestros sacrificios.
Por eso no somos salvos por amar, sino por creer, por depositar nuestra fe en Cristo, porque la fe no es una obra, sino una mano desnuda que se extiende humildemente para obtener el beneficio de lo que Otro hizo.
De hecho, no es ni siquiera la fe la que salva, sino Cristo por medio de la fe. Y Su invitación es a dejar de confiar en cualquier cosa dentro o fuera de ti mismo, y confiar únicamente en Él. Por medio de la fe recibimos a Cristo y todos los beneficios de Su obra redentora, únicamente por medio de la fe.
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lunes, 12 de julio de 2010
El evangelio es un mensaje sobre la fe
Etiquetas:
El Evangelio,
Jesucristo,
justificación por la fe sola
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