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lunes, 12 de julio de 2010

Inicios de la Reforma en Inglaterra


Clase de Escuela Dominical, Historia de la Reforma, del domingo 11 de Julio.

Al considerar el movimiento reformador en Inglaterra y Escocia, notamos de inmediato una gran diferencia entre sí y una gran diferencia entre el primero (la reforma inglesa) y el ocurrido en Europa continental.

De hecho, algunos historiadores se preguntan si es correcto hablar de una Reforma en Inglaterra o si se trató simplemente de una reacción en contra del papado. El cínico Voltaire diría en el siglo XVIII: “Inglaterra se separó del Papa porque el rey Enrique se enamoró.”

Pero lo cierto es que la Iglesia de Inglaterra sufrió un cambio real, aún cuando sus inicios no fueron muy prometedores.

Los inicios de la Reforma

De la misma manera que la publicación del NT en griego por parte de Erasmo de Rotterdam jugó un papel de suprema importancia en la vida de Lutero y de Zwinglio y, por lo tanto, en el proceso de la Reforma en Alemania y en Suiza, así ocurrió también en Inglaterra.

Uno de los primeros frutos de la lectura del NT de Erasmo en territorio inglés fue un joven sacerdote llamado Thomas Bilney. Al toparse con las palabras de que “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores”, “inmediatamente me pareció sentir en mi interior un maravilloso consuelo y quietud, de tal manera que mis huesos magullados saltaron de alegría”.

Él relata cómo después de eso la Escritura vino a ser sumamente dulce para él, al ver en sus páginas que su redención no dependía de su esfuerzo personal, sino de la obra de Cristo a su favor. Es interesante notar que Bilney no llegó a esa conclusión por la influencia de Lutero, sino por la lectura del NT. Finalmente, Bilney fue quemado en la hoguera por causa de su predicación en 1531, pero ya muchos habían sido alcanzados por su ministerio.

Al mismo tiempo, los libros de Lutero comenzaron a llegar a Inglaterra, siendo muy bien recibidos por los seguidores de Juan Wycliffe, los Lolardos, quienes continuaban activos predicando el evangelio. Luego que Lutero fuera condenado por el papa, sus libros fueron quemados en Cambridge y en Oxford, pero eso más bien contribuyó a aumentar su popularidad.

Para esa misma época, en una zona rural en el oeste de Inglaterra, un joven erudito llamado Guillermo Tyndale también había comenzado a leer profusamente el NT publicado por Erasmo, de tal manera que su vida fue transformada por el poder de la Palabra de Dios.

Tyndale tomó la decisión de dedicar su vida a la traducción del AT y el NT del hebreo y el griego al inglés. Con esta idea en mente se embarcó hacia Alemania, y estando en la ciudad de Worms, donde cinco años antes Lutero se había enfrentado a Carlos V y a la Iglesia de Roma, Tyndale publicó su traducción del NT. Se publicaron miles de ejemplares, muchos de los cuales fueron introducidos de contrabando en Inglaterra. Luego de haber traducido una buena parte del AT, Tyndale fue apresado y quemado en la hoguera en Octubre de 1535, cerca de la ciudad de Bruselas. Antes de morir, se le escuchó pedir en oración: “Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra”. Ese rey no era otro que Enrique VIII.

El reinado de Enrique VIII

Durante el siglo XVI, Gran Bretaña estaba dividida en dos reinos, el de Inglaterra bajo el régimen de los Tudor, y el de Escocia bajo el régimen de los Estuardo. Aunque había cierto parentesco entre estas dos familias, la relación entre ambas dinastías había sido tensa por mucho tiempo.

Debido a que Escocia estaba aliada con Francia a principios del siglo XVI, el rey de Inglaterra, Enrique VII, decidió fortalecer su alianza con España casando a su hijo Arturo con Catalina de Aragón, hija de los reyes católicos, Fernando e Isabel. Pero cuatro meses después de la boda Arturo murió y los reyes católicos propusieron casar a Catalina con el otro hijo de Enrique, del mismo nombre que su padre, que ahora pasaba a ser el heredero del trono (Catalina había testificado que, debido a la salud de Arturo, el matrimonio nunca había sido consumado).

Esta unión matrimonial tenía el inconveniente de que las leyes canónicas prohibían que un hombre se casara con la viuda de su hermano. Pero el rey de Inglaterra no estaba dispuesto a perder la amistad con los reyes de España, ni la dote de la princesa. Así que pidió una dispensa papal para celebrar el matrimonio, la cual le fue otorgada por el Papa Julio II.

Cuando Enrique VII murió, su hijo ascendió al trono de Inglaterra en 1509 con el nombre de Enrique VIII. Dos meses desposó a Catalina; él tenía casi 18 años y ella 23. Enrique era un monarca muy temperamental y con mucha energía; también era sorprendentemente religioso. De hecho, cuando supo de Lutero escribió un tratado teológico contra él (muy probablemente ayudado por algún escritor fantasma), titulado “Una Defensa de los Siete Sacramentos”; lo que hizo que el papa le concediera el título de “Defensor de la Fe”.

Pero con el paso del tiempo su matrimonio con Catalina comenzó a tener dificultades debido a los diversos abortos que sufrió, así como los que murieron inmediatamente después de nacer. Sólo logró sobrevivir una niña a la que llamaron María.

Cuando Catalina cumplió 41 años Enrique había perdido toda esperanza de que le diera un heredero varón, por lo que decidió divorciarse de ella alegando que su matrimonio con la viuda de su hermano no había sido válido, a pesar de la dispensa papal, ya que en Levítico 20:21 dice: “Y el que tomare a la mujer de su hermano, comete inmundicia; la desnudez de su hermano descubrió; sin hijos serán.” Para Enrique, los abortos de Catalina eran una prueba de la ilegitimidad del matrimonio.

Pero al pedir a Roma la anulación de su matrimonio para casarse con el nuevo amor de Enrique, la joven Ana Bolena, el Papa Clemente VII se negó a concedérsela por cuanto Catalina era tía de Carlos V, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y uno de los hombres más poderosos de Europa. Aparte de que Catalina volvió a alegar que su primer matrimonio nunca fue consumado.

Enrique comenzó a presionar diplomáticamente al papa. Luego comenzó a presionar la iglesia apretando al clero inglés. Al mismo tiempo, se rodeó de eruditos que tenían la encomienda de buscar argumentos para legitimar su divorcio con Catalina.

Estos eruditos hicieron muy buen trabajo. Argumentaron que la primera Iglesia cristiana en Inglaterra fue plantada por el mismo José de Arimatea; por lo que la Iglesia inglesa era más antigua que la de Roma, fundada por Pedro, y no tenía por qué depender de Roma; su cabeza no debía ser el papa, sino el rey. A partir de ese momento, 1532, comenzaron a promulgarse una serie de leyes con miras a independizar cada vez más la Iglesia inglesa de la iglesia en Roma.

En este punto de la historia entra en escena un personaje que habría de jugar un papel sumamente importante en la reforma inglesa: Tomás Cranmer. Éste había entrado a formar parte del círculo de personas cercanas a Enrique VIII (entre ellas la familia de Ana Bolena, considerada una de las familias más respetables de la aristocracia inglesa). Cuando se suscitó el problema del divorcio del rey, Cranmer presentó un caso bastante convincente, por lo que Enrique le pidió que se trasladara a Londres.

En 1531 Cranmer fue enviado a la Europa continental con el propósito de encontrar apoyo para el divorcio de Enrique. Y aunque no tuvo éxito en su empresa, dos cosas importantes ocurrieron en este viaje. Por un lado, Cranmer entró en contacto con el luteranismo alemán a través de su amistad con el erudito luterano Andreas Osiander.

Por otro lado, y a pesar de que era sacerdote, Cranmer se casó en secreto con una sobrina de Osiander, llamada Margarita (antes de su ordenación, Cranmer había estado casado, pero luego enviudó). Cuando Cranmer regresó a Inglaterra, en Enero de 1533, estaba convencido de que la Iglesia necesitaba una reforma, pero no estaba muy seguro de la forma como esta nueva Iglesia debía operar.

Así estaban las cosas cuando, ese mismo año, Ana salió embarazada, lo que hizo más urgente la anulación del matrimonio de Enrique con Catalina para poder casarse públicamente con Ana y asegurar que el niño que habría de nacer fuese un sucesor legítimo del trono inglés. Para tales fines, el rey depuso al cardenal Tomás Wolsey, acusándolo de traición por cuanto este no había logrado la anulación del matrimonio, y designó en su lugar a Tomás Cranmer como Arzobispo de Canterbury.

Luego convocó el gran “Parlamento de la Reforma”, al cual se le dio la tarea de separar a la Iglesia de Inglaterra del Papa y colocarla bajo la autoridad del rey. El próximo paso fue anular el casamiento de Enrique con Catalina (el 23 de Mayo de 1533) y, dos días más tarde legitimar su matrimonio con Ana Bolena (ya se habían casado en secreto el 25 de Enero). También se proclamó que los hijos que nacieran de esa unión serían los herederos legítimos del trono.

Ahora, como cabeza de la iglesia, Enrique llevó a cabo algunos pequeños cambios en la Iglesia de Inglaterra, pero era obvio que este hombre no estaba interesado en una verdadera reforma, sino más bien en fortalecerse políticamente; aparte de que Enrique tampoco veía al protestantismo con buenos ojos. Así que la iglesia anglicana seguía siendo muy parecida a la católica, solo que sin papa.

Sin embargo, el paso que había dado Enrique enviaba una clara señal al pueblo inglés de que la Biblia tenía más autoridad que el papa. Aparte de eso, el arzobispo Cranmer estaba acercándose cada vez más a convicciones protestantes. De hecho, unos años más tarde Enrique decidió apropiarse de los monasterios (una medida que le ganó mucha popularidad, por cuanto muchos ingleses resentían las riquezas que ostentaba el clero inglés), así como comenzó a promover que la gente del pueblo leyera la Biblia (debido a esa orden, promulgada en 1538, se colocaron seis Biblias en inglés en la Catedral de San Pablo, que algunos leían en voz alta para beneficio de las multitudes que se congregaban a escuchar). Todo eso contribuyó a avanzar la Reforma en Inglaterra, más allá de las pretensiones del rey.

El 7 de Septiembre Ana Bolena dio a luz a una niña a la que llamaron Isabel. En Enero de 1536 Catalina muere, y el mismo día de su entierro Ana sufrió un aborto. A partir de ese momento, su matrimonio con Enrique comenzó a peligrar, hasta que finalmente fue acusada de adulterio, algo que probablemente no ocurrió, y fue ejecutada por decapitación.

Al día siguiente de su ejecución Enrique se comprometió con Jane Seymour, con quien se casó diez días más tarde. El 12 de Octubre de 1537, le dio el hijo varón que Enrique había estado esperando por tanto tiempo, y al que llamaron Eduardo. Pero Jane murió luego del parto. Para fortalecer su alianza con Alemania, Enrique se casó entonces con Ana de Cleves, cuñada del príncipe Juan Federico de Sajonia (elector del Sacro Imperio Romano Germánico y protector de Lutero).

Cuando Enrique la conoció, poco antes del matrimonio, le desagradó tanto que anuló el matrimonio sin haberlo consumado. Entonces se casó con Catherine Howard, 30 años más joven que Enrique. Pero se descubrió que había cometido adulterio, por lo que también fue decapitada. Libre de nuevo, Enrique se casó con Catherine Parr, su última esposa y la cual le sobrevivió (fue reina de 1543 a 1547).

Al morir Enrique VIII, en el 1547, le sucedió en el trono su hijo Eduardo VI, un joven adolescente, en cuyo corto reinado de apenas 4 años se llevaron a cabo reformas un poco más profundas.

Pero eso lo veremos mañana, si el Señor lo permite.


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