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lunes, 14 de diciembre de 2009

El teísmo abierto, la omnisciencia de Dios y la libertad humana

A lo largo de los siglos los creyentes han asumido que Dios posee un conocimiento perfecto del pasado, del presente y del futuro. El término técnico que se usa en teología para designar este conocimiento es “Omnisciencia”.

Pero en las últimas décadas se han levantado algunas voces en contra de la idea de que Dios pueda conocer perfectamente el futuro. Algunos piensan, incluso, que de ese modo "protegen" la reputación de Dios.
Si el futuro es desconocido para Dios, eso querría decir que El no conoce de antemano lo que nosotros haremos mañana, ni tampoco cuál será el comportamiento de la naturaleza hasta que las cosas ocurran. De manera, dicen ellos, que Dios no puede prever los desastres naturales ni las acciones perversas de los hombres.

El problema que parece plantear el hecho de que Dios conozca perfectamente el futuro:

Cuando afirmamos que Dios es omnisciente lo que queremos decir es que Dios conoce perfectamente todas las proposiciones verdaderas y no cree ninguna proposición falsa. Si una proposición es verdadera, Dios la conoce a la perfección.

Ahora bien, el que una persona conozca cualquier proposición envuelve al menos dos cosas:

En primer lugar, tal persona debe creer que esa proposición es verdadera; y en segundo lugar, tal proposición debe ser verdadera. Si José “sabe” que mañana es el cumpleaños de Anita, entonces José cree que Anita cumpleaños mañana. Creer una proposición es una condición necesaria para poder conocerla.

Pero José no puede “saber” que mañana es el cumpleaños de Anita, a menos que sea verdad que mañana sea la fecha del nacimiento de Anita. En otras palabras, si José piensa que sabe p, y p es falso, entonces su pretensión de conocimiento es errónea. Él piensa que sabe que mañana es el cumpleaños de Anita, pero la verdad es que él no posee tal conocimiento.

Partiendo de esta premisa, si Dios posee un conocimiento perfecto del futuro, incluyendo las acciones de los hombres, entonces la omnisciencia divina parece plantear serios cuestionamientos sobre la libertad humana.

Hemos dicho que Dios en Su omnisciencia no cree ninguna proposición falsa. Lo que Dios conoce como verdad es verdad. Eso quiere decir que si Dios sabe que mañana a las 5 de la tarde yo voy a cambiar el aceite de mi carro, entonces yo no puedo hacer ninguna otra cosa mañana a las 5 de la tarde que no sea cambiar el aceite de mi carro.

Si yo tuviera la habilidad de hacer cualquier otra cosa, entonces Dios estaría equivocado en su conocimiento del futuro con respecto a lo que voy a hacer mañana. Pero si Dios es omnisciente y Él conoce a la perfección lo que voy a hacer mañana, entonces mis acciones futuras están determinadas. Y si mis acciones futuras están determinadas, ¿soy yo realmente un ser libre?

Algunos pensadores cristianos, en su deseo de preservar la libertad humana han constreñido en parte el poder y el conocimiento de Dios. Ellos presuponen que si Dios no puede conocer las acciones contingentes que los hombres harán en el futuro, la supuesta amenaza que la omnisciencia divina plantea a la libertad humana desaparece. Esta doctrina se conoce como “teísmo abierto”.

El ataque del teísmo abierto al conocimiento que Dios tiene del futuro:

Entre los pensadores y teólogos que defienden esta posición tenemos a cinco contribuyentes de la obra “The Openness of God” (“La Apertura de Dios”): Clark Pinnock, Richard Rice, John Sanders, William Hasker y David Basinger. Pinnock plantea claramente su postura cuando dice:

“Si las elecciones son reales y libres significativamente, las decisiones futuras no pueden ser previamente conocidas en forma exhaustiva. Esto así porque el futuro no está determinado sino conformado en parte por las decisiones humanas. El futuro no es fijo como el pasado, el cual puede ser conocido completamente. El futuro no existe aún y por lo tanto no puede ser infaliblemente anticipado, incluso por Dios… Dios conoce todo lo que puede ser conocido – pero el conocimiento anticipado de Dios no incluye lo que no ha sido decidido”.

Esta es una presuposición fundamental del teísmo abierto: Si Dios posee un conocimiento perfecto de las decisiones futuras de los hombres, entonces tales decisiones no tienen ningún significado. Eso, por supuesto, tiene serias repercusiones en el concepto de Dios que los cristianos han defendido a lo largo de los siglos. Sigue diciendo Pinnock:

“Dios ha creado un mundo dinámico y cambiante y disfruta irlo conociendo. Es un mundo de libertad, capaz de genuina novedad, de creatividad inagotable y verdaderas sorpresas. Yo creo que Dios se deleita en la espontaneidad del universo y disfruta el conocerlo continuamente en un amor que nunca cambia”.

Una mirada más cercana al teísmo abierto:

Como hemos visto ya, el argumento central del teísmo abierto es que si Dios conoce perfectamente las decisiones que los seres humanos van a tomar en el futuro, entonces las acciones humanas no pueden ser libres.

Pero a lo largo de la historia se han levantado muchos pensadores cristianos que han defendido la postura de que a pesar de que Dios posee un conocimiento perfecto de las acciones futuras contingentes, aún así las acciones humanas siguen siendo libres en cierto sentido.

Los defensores del teísmo abierto siguen un proceso similar de pensamiento al propuesto originalmente por Aristóteles, de que las proposiciones acerca del futuro no son ni falsas ni verdaderas.

Pensemos en la siguiente proposición: “Mañana el equipo a de baseball ganará el partido contra b 4 carreras por 0”. Para que esa proposición acerca del futuro posea un verdadero valor el futuro tiene que ser fijo y predeterminado. Si esa proposición es verdadera hoy, entonces es imposible que en el partido de mañana a no le gane a b 4 carreras por 0.

De ahí se deduce que, ya que las acciones libres de los hombres no poseen un valor real de verdad, entonces no pueden ser conocidas por nadie, ni siquiera por Dios mismo.

Esto no atenta contra la omnisciencia de Dios, dicen ellos, por cuanto la habilidad de conocer sólo viene al caso cuando hay algo que conocer. Dios no puede conocer el futuro, no por alguna deficiencia en Dios, sino porque no hay nada allí como para ser conocido.

Ahora bien, independientemente de lo que ellos afirmen al respecto, lo cierto es que esta teoría limita seriamente el conocimiento de Dios y Su capacidad de predecir el futuro. Si creemos que Dios es confiable cuando predice el futuro, tenemos que creer también que Él sabe de lo que está hablando.

En el caso de Su omnipotencia, Dios revela de Sí mismo en Su Palabra que hay ciertas cosas que Él no puede hacer (Dios no puede mentir, ni cometer ningún otro pecado; comp. He. 6:13, 18; Sant. 1:13). Pero no así con Su omnisciencia (Job 37:16; Sal. 139:1-4, 15-16; Is. 46:10; He. 4:13; 1Jn. 3:20).

Es importante aclarar en este punto que aunque los teístas abiertos niegan que Dios pueda conocer el futuro, ellos no pretenden decir que Dios ignora por completo todo lo que hay en el futuro.

Dios sabe, por ejemplo, que la tabla de multiplicar seguirá siendo verdad en el futuro, o que si un individuo se arroja desde una ventana en un décimo piso y cae al pavimento seguramente morirá.

En un resumen sobre la postura del teísmo abierto, y especialmente de algunas declaraciones de Richard Rice, Millard Erickson explica que algunos de sus defensores creen que “el futuro es parcialmente definido, no totalmente indefinido. Muchas de las cosas que ocurrirán en el futuro son el resultado de causas pasadas y presentes. Ya que Dios conoce el pasado y el presente exhaustivamente, Él puede conocer las cosas que resultarán” (cit. por RN; pg. 320).

Luego dice que, en adición a eso, “Dios conoce lo que Él va a hacer en el futuro… Así que, el hecho de que [Dios] no conozca el futuro en detalle no significa que Él lo ignore completamente” (Ibíd.).

El problema con estas declaraciones es que no toman en cuenta el hecho de que lo que Dios ha de hacer en el futuro estará determinado en cierto modo por lo que los hombres han de hacer y que, según ellos, Dios desconoce. De hecho, como bien señala Ronald Nash, si la postura del teísmo abierto es correcta, entonces Dios no puede saber con certeza “cuáles seres humanos vendrán a la existencia en el futuro”.

Aún el Dios de los teístas abiertos sabe que si un hombre y una mujer tienen relaciones sexuales en el momento preciso, un niño será concebido. Pero ese Dios no puede saber con certeza qué hombre ha de casarse con qué mujer.

Consecuentemente, tampoco puede saber con certeza quién existirá y quién no. Pero ¿cómo compaginamos esto con las declaraciones que encontramos en 1P. 2:9 y Ef. 1:4-5, 11? Según Pablo en este pasaje de la carta a los Efesios, Dios no sólo nos conocía desde antes de la fundación del mundo, sino que también nos escogió. Eso de ninguna manera encaja con la postura del teísmo abierto.

Pero no sólo eso. Si Dios no conocía de antemano la existencia de hombres como Henry Ford, Thomas Edison y de las personas que inventaron la TV, las computadoras, los aviones, Él tampoco podía conocer las consecuencias de las acciones libres que traerían como consecuencia la existencia de sus inventos.

Por supuesto, tampoco podría saber cuál ha de ser la composición final de la Iglesia en gloria; como tampoco hubiese podido saber, en el momento en que Cristo estaba muriendo en la cruz del calvario, si Su muerte habría de tener como resultado la salvación de alguno.

William Hasker, uno de los defensores del teísmo abierto, dice al respecto que su postura admite la posibilidad de que no hubiese habido “iglesia, y [que] un elemento clave en el plan de Dios fuese frustrado. Tal como están las cosas…, eso no sucedió, pero pudo haber sucedido; que no haya sido así no podemos atribuirlo a otra cosa que ‘a la suerte de Dios’”.

Esa declaración difícilmente puede ser armonizada con la enseñanza de las Escrituras en textos como 1P. 2:9 y Ef. 1 que citamos hace un momento. Pero aún hay algo más: un Dios que no conoce el futuro tampoco puede controlarlo; y un Dios que no controla el futuro tampoco puede llevar a cabo Sus planes para el futuro.

Hasker parece sugerir que, si es necesario para asegurar Su victoria final, Dios puede intervenir para anular la voluntad humana. “Pero si este es el caso – dice Nash, entonces la diferencia entre su posición y la clásica no es de otro tipo que una [diferencia] de grado. No es si Dios coacciona, sino cuán frecuentemente Él lo hace y, premusiblemente, si se trata de algo indeseable”.

Una cita más antes de concluir. Hasker admite que “Dios pudo haber creado un mundo en el cual Él hubiese podido tener un completo conocimiento previo de cada detalle, simplemente creando un mundo en el que cada cosa que ocurre es totalmente controlado por Sus decretos soberanos. Pero nos parece a nosotros [los teístas abiertos] que Dios encuentra tal mundo menos deseable… que un mundo que contenga criaturas genuinamente libres”.

Tal declaración parece guiarnos a la conclusión de que la posición de los teístas abiertos no es el resultado de una exégesis profunda y honesta de la revelación bíblica, sino una la que consideran más aceptable que la postura alternativa.

Conclusión:

Dios reveló de Sí mismo en las Escrituras que Él conoce perfectamente todas las cosas, pasadas, presentes y futuras. También reveló que el hombre es un ser libre y responsable de sus decisiones.

A nosotros no nos es dado tratar de resolver la paradoja eliminando una de las dos doctrinas, sino profundizando más en el conocimiento de Dios y de nosotros mismos hasta donde Dios haya querido revelarlo en Su Palabra y hasta donde haya querido darnos la capacidad de entender esa revelación.

© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

1 comentario:

Armando Ng dijo...

Querido pastor Sugel:
He seguido muy de cerca sus artículos últimamente y veo muy pertinente habla acerca del problema epistemológico que tiene el hombre que dice no creer en Dios. Escribiré un breve resumen de un libro llamado Integridad intelectual (autor Richard B. Ramsay):
Aclarando la definición de que la verdad es lo que esta de acuerdo con la realidad.
El hombre que proclama que Dios no existe, no tiene un estándar por cual regirse en cuanto a la verdad, solo tiene dos opciones para decidir el valor de verdad de una proposición: o el cree que la verdad esta fuera de su mente, pero él que el decide lo que acepta, o cree que la verdad esta dentro de su propia mente y que él mismo determina lo que es la verdad. Pero en los dos casos, están en una situación claramente absurda debido a las implicaciones que cada una conlleva.
En el primer caso, donde la verdad esta fuera de su mente, el pensador tiene un problema serio: no puede estar seguro de nada. Todas las verdades fueras de su mente están relacionadas entre sí, y cualquier nueva verdad que descubra podría contradecir algo que cree. La conclusión es que tendría que saber todo para estar seguro de algo. Y él sabe que no sabe todo. Si no reconoce sus limitaciones, podemos preguntarle algo como: ¿hay una estrella a dos millones de años luz directamente al norte del polo norte de la tierra¿ . Cualquiera admitiría que no sabe la respuesta. Entonces, si no sabe eso, hay muchas otras cosas que no sabe.
En el segundo caso, en que la verdad realmente viene de su propia mente, es más fácil para la persona defender su posición filosóficamente. Esta persona simplemente insiste que ella determina lo que es la verdad. Digamos lo que digamos, ella siempre decide que es verdad. El problema en este caso es que no puede vivir consecuentemente con su teoría. Es decir, en el fondo de su corazón, ella sabe que no es la fuente de la verdad. Sabemos que si vamos por una calle y más hacia delante hubo un derrumbe y el puente se callo, por mas fe y por mas que yo crea de todo corazón que la verdad es que el puente esta ahí, no va a parecer por el simple hecho de que yo lo crea así. La realidad sigue siendo una y es que el puente no esta ahí y por lo tanto la verdad sigue siendo una y es que el puente no esta ahí.