Por Sugel Michelén
La tercera presuposición errónea que ha volcado a muchos a buscar ayuda en la psicología es que existen problemas en el hombre que no son físicos, y por lo tanto, no pueden ser tratados por un médico, ni tampoco son espirituales, y por lo tanto, no puede tratarlos un pastor. Son problemas netamente psicológicos o mentales.
Pero esto no es más que un mito. O nuestros problemas son orgánicos, y en ese caso debemos buscar la ayuda de un médico, o tenemos un problema espiritual, y entonces debemos ir a un pastor que trate con nosotros con la Palabra de Dios (por la estrecha interacción del alma y el cuerpo en algunos casos necesitará del trabajo conjunto del médico y el pastor).
Una persona puede tener un problema en el cerebro que le esté ocasionando una conducta extraña o anormal, como la arteriosclerosis, o el Alzheimer; pero tales personas no están mentalmente enfermas. Su problema es biológico y, por lo tanto, debe tratarlos un neurólogo no un psicólogo.
Las enfermedades mentales, si usamos ese término literalmente y no en un sentido metafórico, en realidad no existen, como veremos más ampliamente en otros artículos. El psiquiatra investigador E. Fuller Torrey dice con respecto a esta terminología: “El término en sí es disparatado, un error semántico. Las dos palabras no pueden ir juntas” (cit. por Martin y Deidre Bobgan; pg. 179).
Y el psiquiatra Thomas Szasz, a quien citamos anteriormente, dice: “Es costumbre definir la psiquiatría como una especialidad médica que tiene que ver con el estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales. Esta es una definición sin valor, y engañosa. La enfermedad mental es un mito” (Ibid; pg. 181-182).
Esto no es un asunto de semántica meramente, sino un serio error que está causando no pocos inconvenientes en la iglesia de Cristo de nuestra generación. La psicología ha invadido un terreno que no le corresponde, y muchos pastores mansamente han claudicado ante ella.
Cito aquí a Martin y Deidre Bobgan en su obra “Psico - Herejía; la Seducción Sicológica de la Cristiandad”: “La mayor tragedia que produce el nombre erróneo de la enfermedad mental, es que las personas que están experimentando problemas de la vida buscan ayuda fuera de la iglesia. Y cuando piden esa ayuda a un líder de la iglesia, por lo general son (remitidas) a profesionales que se especializan en ‘enfermedad mental’ y ‘salud mental’. Se ha hecho tan fácil enviar a una persona con problemas matrimoniales o de familia a un profesional de la salud mental, como enviar a una persona con una pierna quebrada a un médico”.
Y luego continúan diciendo: “Los problemas de la vida son problemas espirituales, que requieren soluciones espirituales, no problemas psicológicos que requieren soluciones psicológicas. A la iglesia se le ha embaucado para que crea que los problemas de la vida son problemas del cerebro, que requieren soluciones científicas, más que problemas de la mente que requieren soluciones bíblicas… Mientras llamemos ‘enfermedad mental’ a los problemas de la vida, seguiremos sustituyendo la responsabilidad por la terapia” (pg. 185-186).
Nosotros tenemos en la Biblia un manual completo de todo lo que nuestras almas necesitan para una vida bienaventurada que glorifique a Dios. Los médicos deben tratar con los problemas del cuerpo, los cristianos debemos tratar con Cristo y Su Palabra los problemas del alma humana. Decir lo contrario es resucitar la vieja herejía que Pablo combatió en Colosas, que aunque ahora use terminología científica, sigue siendo igualmente errónea y dañina; los falsos maestros de Colosas querían convencer a estos hermanos de que era bueno tener a Cristo y Su Palabra, pero no suficiente; de ahí la advertencia de Pablo en el capítulo 2 de la carta con las que ahora concluyo:
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Col. 2:8-10).
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lunes, 20 de julio de 2009
La Psicología: ¿Un Nuevo Caballo de Troya en la Iglesia? 4 de 4
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1 comentario:
Hola pastor Sugel Michelén.
Quería felicitarte por los excelentes post sobre la vergonzosamente llamada "psicología cristiana" y darte las gracias por ocuparte de este tema.
Un abrazo
Luis Rodas
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