Misión del Blog

Proclamar el señorío de Jesucristo sobre todos los aspectos de la cultura

martes, 10 de noviembre de 2009

"¿Y qué de los otros libros religiosos que claman ser una revelación divina?"

Supongo que a muchos de Uds. les ha pasado lo mismo que a mí: que al compartir el mensaje del evangelio con un incrédulo nos presenta como argumento en contra de la Biblia el hecho de que, al igual que ella, otras religiones claman tener libros inspirados. Pero eso no es del todo cierto. Como espero que veamos en esta entrada, no existen muchos libros religiosos que clamen para sí inspiración divina como lo hace la Biblia; de hecho, en realidad son muy, muy pocos.

Ahora bien, el hecho de que un libro diga ser inspirado por Dios no es una prueba infalible de que lo sea, pero sí sería una prueba contundente en su contra el que no lo diga. Lo menos que podemos esperar de un libro divinamente inspirado es que afirme tener a Dios como su Autor.

Y en este caso en particular es absolutamente necesario, porque si la Biblia es la Palabra de Dios, entonces no puede haber un tribunal más alto al que podamos apelar para saber si ella es lo que dice ser.

Si fuese necesario que otro libro confirme la Biblia, ese otro libro tendría más autoridad que la Palabra de Dios, y eso es impensable, porque nadie en todo el universo posee más autoridad que Dios mismo; aparte de que ese otro libro tendría que ser apoyado por otro y ese por otro y así hasta el infinito.

Si la Biblia es la Palabra de Dios, ella debe ser la máxima autoridad para comprobar cualquier cosa, incluyendo su propia inspiración. Y la Biblia dice de Sí misma que ella y sólo ella es la revelación inspirada de Dios, infalible e inerrante.

En el AT encontramos cerca de 4,000 referencias directas a la inspiración divina de sus escritos. Por ejemplo, por sólo citar unos pocos textos, en Ex. 24:4 dice: “Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová”.

Y en Deut. 4:2 Moisés advierte al pueblo: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno hoy”.

Los autores del AT no dudaron en afirmar que ese conjunto de libros contenidos en esa división de las Sagradas Escrituras, no eran otra cosa que la Palabra de Dios mismo (comp. Sal. 119:97-104).
Y cuando llegamos al NT nos encontramos con que esta sección de las Escrituras apoya abrumadoramente lo que el AT dice de sí mismo.

En el NT hay más de 320 citas directas y más de 1000 referencias a los escritos del AT, y tanto Cristo como los apóstoles dejaron claramente establecido el hecho de que ellos pensaban que esos libros poseían la autoridad de Dios mismo.

En Mt. 5:17-18, comenzando apenas Su ministerio, dice el Señor Jesucristo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”.

A través de Su ministerio de enseñanza el Señor Jesucristo, no sólo citó directamente las Escrituras del AT, sino que también hizo un amplio uso de la historia bíblica para ilustrar Sus enseñanzas: el relato de la creación, la muerte de Abel, el diluvio en los días de Noé, la mujer de Lot, la destrucción de Sodoma y Gomorra, los milagros de Elías, el episodio de Jonás, etc.

Si Cristo era quién Él decía ser, el Dios encarnado, entonces no tenemos más opción que aceptar el AT como la Palabra inspirada de Dios. Y lo mismo vemos en el resto del NT.

Pablo dice en 2Tim. 3:16 que “toda la Escritura es inspirada por Dios”. Y el apóstol Pedro declara, en 2P. 1:20 que “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada – es decir, que ninguna fue producida por la decisión propia de sus autores –, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

Así que el NT confirma la inspiración del antiguo. Pero no sólo eso. Vemos también en el NT que el Señor Jesucristo atribuyó a Sus propias palabras el mismo carácter divino de las Escrituras del AT.

Por ejemplo, en Mt. 24:35 dice el Señor: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Y en Jn. 5:24 dijo que Sus palabras son las que dan vida eterna a los que la reciben: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.

Pero todavía hay algo más, y es que Cristo prometió a Sus apóstoles la misma inspiración que recibieron los autores del AT para que ellos escribieran acerca de Sus obras y enseñanzas.

En Jn. 14:26 el Señor dice a Sus discípulos: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.

Y una vez más, en Jn. 16:12 dice: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”.

Estas palabras tienen muchas implicaciones. El Señor Jesucristo era judío – Él sabía muy bien el alto concepto que los judíos tenían de las Escrituras Sagradas del AT. Pero aquí lo vemos prometiendo a Sus discípulos la misma inspiración de aquellos autores para que escribieran acerca de Él.

Según Cristo, toda la verdad que Dios quería dar a conocer a Su pueblo, se centra en Su Persona, la persona de Cristo, y no se encuentra desparramada en pequeñas porciones en los diversos escritos sagrados de las otras religiones: un poco en la Biblia, otro poco en el Corán, otro poco en el Bhagavad-Gita. No.

Los apóstoles serían inspirados por el Espíritu Santo para completar la revelación de la verdad de Dios contenida en la Biblia y sólo en la Biblia. Y ellos estaban muy conscientes de eso.

En 1Tim. 5:18 Pablo cita un texto de Lucas en el NT, poniéndolo a la par con uno de Deuteronomio en el AT, e introduce ambas citas como parte de las Escrituras: “Pues la Escritura dice…”. Y en 2P. 3:15-16 Pedro equipara los escritos de Pablo con el resto de la revelación escrita.

Ellos estaban conscientes de que sus escritos serían colocados junto a los libros del AT, y que esa colección completa sería considerada como la Palabra de Dios, que es viva y eficaz, como dice el autor de los Hebreos en 4:12.

Así que la Biblia dice de sí misma que ella es la única revelación que Dios ha dejado en el mundo para que los hombres adquieran un conocimiento de la verdad. Y esto es algo que hace de la Biblia un libro muy singular.

Aunque existen muchas religiones en el mundo y muchas de ellas tienen sus escritos sagrados, la función de esos libros en esas religiones es muy diferente a la función de la Biblia en el cristianismo. Algunas religiones, como el Budismo y el Confucionismo, no creen en ningún Ser sobrenatural y, por lo tanto, no claman tener ninguna revelación de parte de Dios.

Y en el caso de la mayoría de las religiones restantes tampoco afirman tener ninguna Escritura divinamente inspirada como la Biblia clama serlo. Las únicas religiones que claman poseer Escrituras divinas, con la excepción de la Veda Hindú, son el judaísmo, el cristianismo y el Islam; así como algunas sectas que se derivan del cristianismo, como es el caso de los Mormones.

Ahora bien, en el caso del judaísmo, este acepta como inspirado el AT de la Biblia; en el caso del cristianismo, este acepta como inspirada la Biblia completa, AT y NT; y en el caso del Islamismo, el Corán no sólo posee una fuerte influencia de las Biblia, sino que también nos dice que la Biblia fue inspirada por Dios, pero que luego fue corrompida por los seguidores de Cristo.

Así que, de un modo u otro, todas esas religiones apuntan a la Biblia como la Palabra de Dios. No hay duda de que en este aspecto la Biblia es un libro sumamente peculiar que no tiene comparación con ningún otro libro de la literatura universal.

Y aunque eso por sí sólo no prueba su inspiración, en el caso de la Biblia es una prueba muy fuerte a su favor por cuanto sus evidencias internas apoyan abrumadoramente lo que ella dice de sí misma. Así como Dios ha dejado Sus huellas dactilares plasmadas en la Creación para que no haya ninguna duda al respecto, así también las dejó plasmada en la Biblia para que sepamos que estamos ante un libro que fue escrito por hombres inspirados por el Espíritu de Dios.


© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

2 comentarios:

Angel dijo...

Buen artículo, Dios le bendiga.

Miguel Angel Braga dijo...

Por eso es la Palabra venida de la misma Voz, Todopoderosa de Dios; voz tronante, que cuando la escucharon los israelitas en el Monte sinaí, en medio de relampagos, un fuerte sonido de bocina que aumentaba en cada momento y estruendo terrible, mientras aun el mismo Monte humeaba, dice en Exodo cap. 20 versos 18 y 19: "Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos."
!Que bueno es Dios, que nos ha querido hablar a travez de la Santa Biblia, La Unica Escritura Sagrada, Proveniente de El. Porque ningun ser humano pudiera resistir su Voz Tronante.

Estos israelitas temblaron, asi mismo dice Dios en Isaias cap. 66 verso 2:"Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra"; es decir, Unicamente aquellos que no solo tienen por cierta, verdadera, suficiente e infalible su Palabra, sino que tambien Tiemblan a ella; ante sus amenazas; creen a sus promesas; Unicamentes Ellos seran mirados por Dios; Unicamente sobre ellos El mostrara su misericordia; y Unicamente ellos, estarán en el Reino de los Cielos.
¿Así la ves tu? si no es así, Clámale a Dios misericordia por ti, para que las puedas ver así, y te arrepientas de tus pecados y creas, genuinamente, en Jesucristo.
Pero si es así, !Debes tu, el Pastor Sugel y yo, darles gracias y alabanzas interminables a Dios, el Dios Trino, por haber tenido misericordia de nosotros!
!Amen!