Nuestro hermano Xavi posteó en el día de hoy este breve, pero consolador comentario de Malaquías 3:1-4.
“Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. Y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros, ya viene», ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Pero quién podrá soportar el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador y como jabón de lavadores. Él se sentará para afinar y limpiar la plata: limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Entonces será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos” (Malaquías 3:1-4).
Un pastor explicaba que otro pastor explicaba que había oído a un pastor explicando que en un grupo de estudio bíblico a alguien le llamó la atención de forma muy especial la frase del versículo 3 del capítulo 3 del libro de Malaquías donde leemos: “Él se sentará para afinar y limpiar la plata.”
Llena de curiosidad, aquella persona buscó por toda la ciudad un orfebre (un platero) y cuando, finalmente, lo encontró -sin decirle que lo que le había llevado allí era el interés por un versículo bíblico- le preguntó: ¿Se sienta usted para refinar y limpiar la plata? A lo que el orfebre contestó: Necesito sentarme para que el tiempo del fuego no exceda lo necesario y así asegurarme que la plata no se estropee.
Impresionada con la respuesta, aquella persona empezó a pensar en lo profunda que era la imagen que describe Malaquías al presentarnos a Dios como un orfebre, sentado (no de pié ni de cualquier manera, sino sentado) para afinarnos, limpiarnos y con un cuidado someternos al fuego del sufrimiento para así moldearnos en santidad… en un proceso personal e individualizado.
Aquella persona ya estaba saliendo del taller cuando, de repente, el orfebre le dijo: Ah, se me olvidaba… el proceso se da por acabado sólo cuando puedo ver de forma clara y nítida mi propia imagen reflejada en la plata que ha sido purificada.
Aún cuando pueda parecer que no tiene ningún sentido, incluso el sufrimiento y las pruebas (en manos de Dios) contribuyen, tal vez incluso más que cualquier otra circunstancia en la vida, para que nuestro carácter vaya siendo formado y moldeado en conformidad a la imagen de Cristo. De manera que aunque el sufrimiento y el dolor puedan parecer no darnos respuestas -o por lo menos no del tipo que querríamos escuchar- por otro lado sabemos según el testimonio de la Palabra que Dios no sólo permite la prueba, sino que también trabaja a través de ella para nuestro bien.
tomado con permiso de kerigma.net
martes, 24 de noviembre de 2009
¿Por qué sufrimos?
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1 comentario:
Palabras bonitas ;Hay DIOS quien tiene fe pensa siempre en DIOS .
UN ABRAZO.
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