Misión del Blog

Proclamar el señorío de Jesucristo sobre todos los aspectos de la cultura

miércoles, 25 de noviembre de 2009

25 de Noviembre: un recordatorio vergonzoso y revelador

Victims Of Rape Speak Out
Hoy el mundo celebra el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, fecha escogida en conmemoración del asesinato de las hermanas Mirabal por orden del dictador Trujillo, el 25 de Noviembre de 1960.

Esta fecha nos recuerda una realidad actual muy vergonzosa y alarmante: el alto número de mujeres que son sometidas a diario a todo tipo de maltrato, tanto físico como psicológico, con la agravante de que no es poco común que los causantes de tales abusos suelan ser aquellos que debían jugar más bien un papel amante y protector: sus propios maridos.

Analizar a profundidad las causas de este mal escapa al alcance de un breve artículo, pues los factores que inciden en esas conductas aberrantes son muchos y muy variados.

Sin embargo, no es menos cierto que todos ellos tienen un factor común: la pecaminosidad humana. Enfocar este problema únicamente desde un punto de vista sociológico, económico o educativo es perder de vista la causa esencial de esta problemática.

Esos factores son importantes indudablemente, pero su importancia es relativa en comparación con este factor principal: los seres humanos, aunque creados a la imagen de Dios, han sido dañados por causa del pecado, son seres egoístas y llenos de pasiones que, dejadas sin control, tienen el potencial de hacer mucho daño.

Se necesita una transformación que comience en el asiento de nuestra personalidad y alcance desde ahí todas las áreas de nuestra vida. Y esa transformación sólo puede ser producida por medio de la obra redentora de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Eso no elimina el deber de las autoridades a proteger a la mujer abusada, y actuar con determinación en estos casos aplicando sanciones severas y ejemplarizantes; la Biblia dice que una de las obligaciones de las autoridades civiles es la de castigar al que hace lo malo y frenar así el avance de la maldad.

Cuando no se castiga al malhechor se castiga la ciudadanía: “Como la sentencia contra una mala obra no se ejecuta enseguida, por eso el corazón de los hijos de los hombres está en ellos entregados enteramente al mal” (Eclesiastés 8:11).

Pero el Estado no puede transformar al hombre; abusadores y abusados necesitan ampararse en la gracia transformadora de Dios, que ha sido puesta a disposición de todos aquellos que vienen a Cristo en arrepentimiento y fe. No es una fachada de decencia lo que el hombre necesita, sino una verdadera transformación del corazón.

“Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2Corintios 5:17).


© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una mujer que se esconde,
que oculta daños a todos,
evita mostrar los golpes,
se encuentra hundida en el lodo,
acumula las lesiones…
y se hunde más en el foso.

Suena la puerta. La llave.
Entra. Ruido. Se acerca.
Hoy ha bebido. Y lo sabe.
Una puerta que se cierra.
“¡Niña!¡Golfa!¡Mala madre!”
Pasos. Golpes. Ya se acerca.
“¿A dónde fuiste esta tarde?”
“A ningún sitio”- Contestas.
Temblor en la voz. Que pare.
Lloras. Temes. Gimes. Rezas.
“Por favor, que no me mate”.
Ya llegó. Abre tu puerta.
No sabes cómo mirarle.
“¡¿Qué haces?! ¡¿Por qué te encierras?!”
Solo tratas de explicarte.
Primer golpe. No lo yerra.
Huyes. Tratas de escaparte.
Te ha cogido. No te deja.
Y ya ha vuelto a golpearte.
Caes al suelo. Te ves muerta.
Ojalá se canse antes.

Te desprecia. No te quiere.
Siempre quiere controlarte.
No es amor lo que te tiene.
Los celos no son garante.
No lo hagas. Ni lo pienses.
Decídete a denunciarle.
Te echaste atrás otras veces.
Y ya ha vuelto a maltratarte.