Por el Pastor John Piper
Mi oración y reto anhelado por ustedes es...
Que toda tu vida -cualquiera que sea tu llamado- esté consagrada a la Gloria de Dios...
Que confíes completamente en las promesas de Cristo de manera que la paz, el gozo y la fortaleza llenen tu alma de manera sobreabundante. Que esta llenura de Dios sobreabunde en actos diarios de amor de manera que las personas puedan ver tus buenas obras y glorifiquen a tu Padre que está en el cielo...
. . . Que sean mujeres del Libro, que amen, estudien y obedezcan la Biblia en todas las aéreas de su enseñanza; que la meditación en la verdad bíblica sea la fuente de esperanza y fe; que continúen creciendo en entendimiento a través de todos los capítulos de tu vida, nunca pensando que el estudio y el crecimiento está reservado para otros.
. . . Que sean mujeres de oración, de manera que la Palabra de Dios sea revelada a ustedes, y que el poder de la fe y santidad descienda sobre ustedes; que tu influencia espiritual aumente en la casa, en la iglesia y en el mundo.
. . . Que sean mujeres que tengan una profunda sumisión a la Gracia Soberana de Dios que rodea todos estos procesos espirituales; y que sean reflexivas de las doctrinas de gracia, y aun mas, amantes profundas de las mismas...
... Que estén totalmente comprometidas al ministerio, cualquiera que sea su llamado específico; que no se desvíen pasando su tiempo en telenovelas, revistas de mujeres o en pasatiempos sin importancia o yendo de compras; que rediman su tiempo para Cristo y Su Reino...
... Que si son solteras, exploten su soltería en completa devoción a Dios (como Jesús, Pablo, Mary Slessor y Amy Carmichael hicieron) y no se paralicen por el deseo de casarse.
. . . Que si estas casada, apoyes creativamente, inteligentemente y sinceramente el liderazgo de tu esposo tan profundamente como la obediencia a Cristo; que lo estimules en su papel designado por Dios como cabeza; que lo influencies espiritualmente, primero con tu tranquilidad de espíritu, santidad y oración...
...Que, si tienes hijos, aceptes la responsabilidad con tu esposo (o sola, si fuere necesario) de levantar hijos en la disciplina e instrucción del Señor -hijos que tengan su esperanza en el triunfo de Dios- compartiendo con tu esposo la enseñanza y disciplina que los hijos necesitan, y dándoles la atención especial que ellos necesitan de ti, así como ese toque y cuidado maternal que ellos necesitan especialmente de ti...
Que no asumas que el empleo secular es un reto mayor o mejor de usar tu vida en lugar de las innumerables oportunidades de servicio y testimonio en el hogar, el vecindario, la comunidad, la iglesia y el mundo; que no solamente te hagas la pregunta: ¿carrera o ama de casa a tiempo completo?, sino que seriamente te preguntes: ¿carrera a tiempo completo o libertad para el ministerio? Que te preguntes: ¿Que sería más importante para el Reino -trabajar para alguien que te dice qué hacer para que a él o ella le vaya bien en su negocio, o ser el agente libre de Dios soñando tu propio sueño sobre lo que tu tiempo, tu hogar y tu creatividad pudieran hacer para prosperar el negocio de Dios? y que en todo esto hagas tus elecciones no sobre la base de tus tendencias seculares o expectativas de un mejor estilo de vida, sino sobre la base de lo que fortalece la fe de tu familia y el avance de la causa de Cristo.
Que te detengas y reflexiones (con tu esposo, si estas casada) y planifiques las diferentes formas de tu vida de ministerio, en capítulos. Los capítulos están divididos por varios elementos—edad, fortalezas, soltería, matrimonio, empleo, hijos en casa, hijos en la universidad, nietos, retiro, etc.- Ningún capítulo es solo alegría. La vida en esta tierra es una sucesión de trueques (tomar y dejar); Encontrando la voluntad de Dios y viviendo para la gloria de Cristo al máximo en cada capítulo es lo que la convierte en exitosa, y no cuando se lee como el capítulo de otra persona o tiene lo que otro capítulo debe traer.
. . . Que desarrolles una mentalidad y estilo de vida de tiempos de guerra; que nunca olvides que la vida es corta y que billones de personas se encuentran en la balanza del cielo y el infierno cada día; que el amor al dinero es suicidio espiritual; que las metas de mejorar la clase social (mejores ropas, carro, casa, vacaciones, comida, pasatiempos) son sustitutos pobres y peligrosos de las metas de vivir para Cristo con todas tus fuerzas y maximizando tu gozo en ministrar a las necesidades de otras personas.
. . . Que en todas tus relaciones con los hombres (no solo en el matrimonio) busques la guía del Espíritu Santo en aplicar la visión bíblica de la masculinidad y la femineidad; que desarrolles un estilo que haga justicia al rol único que Dios dio al hombre para sentirse responsable del liderazgo lleno de gracia relacionándose con la mujer -un liderazgo que involucre los elementos de protección y provisión y un patrón de iniciativa; que pienses creativamente y con sensibilidad cultural (como él debe hacer) en dar forma al estilo y ajustando el tono de tu interacción con los hombres.
. . . Que busques patrones bíblicos para lo que es apropiado e inapropiado entre el hombre y la mujer no como limites arbitrarios en la libertad, sino como prescripciones sabias y llenas de gracia de cómo descubrir la verdadera libertad del ideal de complementación de Dios; que no midas tu potencial por los roles retenidos, sino por los innumerables roles ofrecidos; que mires al Amoroso Dios de la Escritura y sueñes con las posibilidades de servirle a Él.
Excerpted from Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism by Pastor John Piper. (Crossway Books. Used with permission.)
domingo, 31 de mayo de 2009
Una oración por las mujeres
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