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jueves, 6 de mayo de 2010

Historia de la Reina - Valera


La Reina Valera no fue la primera versión de la Biblia traducida al castellano. Ya en el 1542 Francisco de Enzinas, con apenas 20 años de edad, había publicado su traducción del NT, del cual existen muy pocas copias al día de hoy, porque tan pronto fue publicado, los libros fueron prohibidos y sacados de circulación.

El propio emperador Carlos V, a quien Francisco dedica su traducción, ordenó que se recogiese toda la edición y que se detuviera su circulación.

Diez años más tarde, en el 1553, dos judíos publican una versión del AT en español. Esta versión se conoce como la Biblia de Ferrara, por cuanto fue dedicada al duque de esa ciudad. Por supuesto, fue impresa en Italia y no España por causa de la inquisición.

Tres años después aparece en Venecia otro NT traducido por Juan Pérez de Pineda. Algunos críticos entienden que esta nueva versión es en realidad una revisión del nuevo testamento de Francisco de Enzinas.

Esta versión del NT fue introducida en España de contrabando, promoviendo el movimiento reformador entre los españoles, siendo uno de sus principales contrabandistas un hombre llamado Julián Hernández.

Julianillo Hernández

La inquisición tenía puestos de revisión en todos los caminos para que la Palabra de Dios no fuera introducida a escondidas en territorio español. Los reyes católicos habían colocado funcionarios aduanales en todos los puertos marítimos y en todos los pasos terrestres, con autoridad para revisar todo paquete y toda persona que entrara en el reino.

En ese tiempo Juan Pérez vivía en Ginebra, donde Juan Calvino estaba siendo ampliamente usado por el Señor en el proceso de Reforma de la Iglesia en aquella ciudad, que se había convertido en un refugio para muchos cristianos que habían huido de sus países para escapar de la inquisición.

Un día se presentó a la puerta de su casa un hombre de apariencia muy extraña, bajo de estatura y aparentemente jorobado. Más tarde Juan Pérez diría de él que tenía el cuerpo tan macilento que parecía solo piel y hueso. Este hombre se llamaba Julián Hernández, pero era conocido como Julianillo por lo corto de su estatura.

Julianillo Hernández había viajado mucho por todo el continente, y había trabajado en imprentas alemanas y en los Países Bajos donde la Reforma Protestante tenía mucha fuerza, y algunos suponen que fue su trabajo en las imprentas lo que Dios usó para traerlo al conocimiento de Cristo. Julianillo le ofreció a Juan Pérez servirle de amanuense y corrector de pruebas.

Pero al plantearse el problema de cómo introducir las Biblias en España, Julianillo se ofreció hacerlo él mismo de contrabando. Para esto consiguió unos barriles de vino de doble piso colocando las Biblias en el piso de abajo; y tomando la vía de Flandes se dirigió hacia España, con tal sagacidad y sangre fría, que pudo burlar todos los puestos de vigilancia de la inquisición.

Así llegó a Sevilla y depositó los NT en la casa de Juan Ponce de León, para que éste se encargara de distribuirlos. Pero Juan Ponce es descubierto y llevado a la hoguera por la inquisición el 24 de Septiembre de 1559.
Pero eso no frena a Julianillo, que continúa introduciendo los NT mientras vende telas para ocultar su identidad y su verdadero trabajo.

Al poco tiempo esto comienza a crear inquietud en el clero católico que no se explicaba cómo es que había tantos ejemplares del Nuevo Testamento y libros protestantes en suelo español a pesar de la extrema vigilancia de la Inquisición. Algunos llegaron a pensar incluso que debía ser una obra directa de Satanás que los desaparecía y luego los hacía aparecer en España.

El Padre de la Roa dice respecto a la obra de Julianillo: “Con increíble habilidad encontraba él secretas entradas y salidas, y el veneno de la nueva herejía se divulgó con gran velocidad por toda Castilla y Andalucía. Donde ponía su pie comenzaba el incendio. Él mismo enseñó a hombres y mujeres con demasiado acierto, especialmente en Sevilla donde se formó, gracias a esto, un verdadero nido de herejes”.

Pero finalmente Julianillo fue traicionado por un herrero que le mostró a un sacerdote el NT que éste le había obsequiado. Fue apresado y conducido a las cárceles del Santo Oficio en Sevilla.

En ningún momento ocultó su fe, ni tampoco el hecho de que había sido él quien había introducido esos libros en España. Y a pesar de que lo torturaron sistemáticamente, se negó a revelar los nombres de los evangélicos españoles.

Con los miembros dislocados animaba a los otros presos cantando canciones contra los frailes y arengando a sus hermanos a que se mantuvieran fieles al Señor en medio del sufrimiento.

Tres años lo mantuvieron como prisionero y finalmente fue sentenciado a la muerte. Cuentan los historiadores que al llegar a la hoguera él mismo se encargó de colocar las leñas sobre su cabeza.

En este punto de la historia es importante señalar que uno de los depósitos de libros usados por Julianillo, era un convento de frailes Jerónimos, ubicado cerca de Sevilla, llamado el Convento de San Isidoro de Santiponce, donde vivían comunitariamente unos 40 monjes.

El convento de san Isidoro

En la época a la que nos referimos, el convento se encontraba bajo la tutela de Garcí Arias, quien era el prior de la institución y a quien muchos llamaban el maestro blanco porque era albino.

Éste dirigía a los frailes en el estudio de las Escrituras y muchos fueron guiados a Cristo y a abrazar la Reforma a través de su predicación.

Cuando Julianillo fue apresado, estos monjes convertidos del convento sabían que les quedaba poco tiempo para escapar, ya que la inquisición había recibido reportes inquietantes de las actividades del convento.

En una carta fechada el 17 de Noviembre de 1557, y dirigida a Felipe II, se le informa que algunos monjes del Monasterio de San Isidoro eran sospechosos de “muchos errores y opiniones luteranas.”

Y es así como en el 1557 doce monjes deciden abandonar el convento y huir de la inquisición. Entre estos monjes estaban Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, así como Antonio del Corro, otro personaje que luego sería muy importante en la historia del evangelio en España.

Casiodoro de Reina
Casiodoro nació probablemente en Sevilla o sus alrededores en el 1520 y se unió al convento de San Isidoro siendo un joven de unos 10 años de edad. No sabemos con exactitud cómo fue su conversión, pero sí sabemos que comenzó a estudiar las Escrituras desde muy joven.

Antes de huir del convento en 1557, estos 12 frailes habían acordado encontrarse en Ginebra al año siguiente, como de hecho hicieron. Pero por algunos inconvenientes Casiodoro decide trasladarse a Frankfurt en el 1558, no sin antes comenzar la traducción del AT al español.

En 1559, estando ya Isabel I en el trono de Inglaterra, Casiodoro se dirigió a Londres con otros tres fugitivos del monasterio, entre los cuales estaba también Cipriano de Valera. Allí se encuentra con un grupo de españoles que habían buscado refugio en las Islas Británicas, y nombran a Casiodoro como su pastor.

En esa misma época comienza a hacer gestiones para la publicación de su versión de la Biblia en lengua castellana, para lo cual escribe una carta a su amigo Antonio del Corro, ex monje de San Isidoro, indagando sobre las posibilidades de publicarla en el Continente. Éste le responde diciéndole que se dirija hacia Francia vía Flandes, llevando consigo a Cipriano de Valera como corrector, ya que tenía un impresor que se había ofrecido para llevar a cabo el trabajo.

Pero tal respuesta nunca llegó a la mano de Casiodoro, por cuanto el embajador español en Inglaterra le había escrito al rey Felipe II informándole de los planes de Casiodoro de publicar en Francia la Biblia en castellano. Éste le pidió que buscara la manera de hacerle salir de suelo inglés para así poder echarle mano.

No obstante, el mismo Casiodoro decide abandonar Inglaterra, por cuanto los católicos españoles habían levantado contra él acusaciones infundadas, y se dirige hacia Amberes, capital de Ámsterdam. Allí fue protegido por cristianos, y más tarde se reúne con su esposa, la cual tuvo que escapar de Inglaterra disfrazada de marinero. Pero tampoco podía permanecer en Amberes por mucho tiempo, ya que Felipe II le había puesto precio a su cabeza.

Así que en 1564 sale hacia Francia a casa de Antonio del Corro. Pero Enrique II rey de Francia ordena la expulsión de todos los ministros de Francia. Y Casiodoro sale al exilio de nuevo con todos sus manuscritos.

Se dirigen al castillo de Montargis, al sur de París, a donde se había retirado la duquesa de Ferrara, Renata. Allí se encontraron con Juan Pérez de Pineda que también se había refugiado en Montargis.

Su plan original era traducir el AT y unirlo al NT de Juan Pérez que había sido publicado 8 años antes. Dejando a sus amigos Antonio del Corro y Juan Pérez, Casiodoro se dirige a Frankfurt, donde finalmente estableció un negocio de tejidos para poder mantener a su familia, mientras continúa con su trabajo de traducción.

Finalmente, después de 12 años de trabajo termina la traducción del AT. Su amigo Juan Pérez ya había muerto, pero había dejado fondos suficientes para la publicación de su NT, conjuntamente con la traducción de Casiodoro del Antiguo.

Casiodoro, sin embargo, no pudo usar el NT de Juan Pérez, por cuanto los ejemplares que estaban siendo impresos en París fueron confiscados y destruidos. Esto le obliga a preparar su propia traducción del NT, lo que retrasó la impresión que se estaba llevando a cabo en Basilea.

Pero en Basilea nadie conocía a Casiodoro y las autoridades, que no sabían leer español, escriben a algunos en Estrasburgo para que envíen carta de recomendación. Las cartas no llegan y Casiodoro decide ir él mismo, pero en el camino cae enfermo y se entera de la quiebra del impresor al cual le había dado un adelanto de 500 escudos para que imprimiera 1100 ejemplares (éstos eran parte del dinero que había dejado Juan Pérez al morir).

Sus amigos vienen en su auxilio y es así como, en Agosto de 1569, la obra es concluida, y de inmediato se preparan cuatro grandes toneles llenos de ejemplares de la Biblia en castellano, que probablemente serían introducidos en España vía Flandes.

Esta versión es conocida como la Biblia del Oso, porque tenía en su portada, después del título, “una estampa que representa el tronco de un árbol, hendido por medio con un mazo suspenso de una rama; en la hendidura hay un enjambre de abejas, cuya miel está lamiendo un oso puesto en pie, y en un libro abierto que está casi al pie del tronco se lee”: La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Cipriano de Valera

Pero la historia no concluye allí. La versión de Casiodoro fue impresa de nuevo en 1602, luego de una cuidadosa revisión de parte de Cipriano de Valera, quien empleó 20 años más en esta labor.

Cipriano de Valera fue un gran erudito español que luego de huir de Sevilla en 1557, se trasladó a Ginebra y luego a Inglaterra, donde continuó sus estudios en Oxford y en Cambridge.

Cipriano fue un gran traductor; de hecho, fue él quien tradujo la Institución Cristiana de Calvino, y se dice que su versión española tiene tan buen español como el buen francés de Calvino.

La versión completa de la Biblia que hoy conocemos como Reina-Valera, es considerada como “una de las mejores que existen en lengua castellana.”

Y otro autor señala: “La traducción de Reina es un trabajo grandioso tanto por la fidelidad de la traducción como por la pureza del lenguaje... El muy católico Menéndez Pelayo, predispuesto contra los reformistas españoles dice: ‘Habiendo sido hecha esta traducción en los mejores tiempos de la lengua castellana sobrepuja a las versiones de Felipe Scío y Torres Amat’.”

A él dedica el siguiente verso Manuel Pérez del Busto, con el que ahora concluyo:

Oh, singular Casiodoro
Que, de un modo inteligente,
Nos has llevado a la fuente
Que emana Palabra de oro.
Todo su inmenso tesoro,
Tan divino y tan humano
Recogió tu noble mano
Con tal especial intento,
Que lograste un monumento
Con la Biblia en castellano.


© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

2 comentarios:

Reform dijo...

Pastor Sugel, hay fuentes en espanol que esten disponibles a cerca de la historia de la reforma en Espana? Gracias

CLARA AGUDELO dijo...

Pastor Sugel, Bellísima historia. Muchas gracias.